viernes, 31 de diciembre de 2010

Palabra de Dios del Viernes 31 de Diciembre del 2010

Liturgia de las Horas: Propio del Salterio
Color: Blanco
Santoral

Lecturas de la liturgia
  • Primera Lectura: I Juan 2, 18-21
    "Han recibido ustedes la unción del Espíritu Santo"
    Hijos míos: Esta es la última hora. Han oído ustedes que iba a venir el anticristo; pues bien, muchos anticristos han aparecido ya, por lo cual nos damos cuenta de que es la última hora.
    De entre ustedes salieron, pero no eran de los nuestros; si hubieran sido de los nuestros, habrían permanecido con nosotros. Pero sucedió así para que se pusiera de manifiesto que ninguno de ellos es de los nuestros.
    Por lo que a ustedes toca, han recibido la unción del Espíritu Santo y tienen así el verdadero conocimiento. Les he escrito, no porque ignoren la verdad, sino porque la conocen y porque
    ninguna mentira viene de la verdad.
  • Salmo Responsorial: 95
    "Alégrense los cielos y la tierra."
    Cantemos al Señor un nuevo canto, que le cante al Señor toda la tierra; cantemos al Señor y bendigámoslo, proclamen su amor día tras día.
    R. Alégrense los cielos y la tierra.

    Alégrense los cielos y la tierra, retumbe el mar y cuanto lo llena. Salten de gozo los campos y cuanto hay en ellos, manifiesten los bosques regocijo.
    R. Alégrense los cielos y la tierra.

    Regocíjese todo ante el Señor, porque ya viene a gobernar e orbe. Justicia y rectitud serán las normas con las que rija todas las naciones.
    R. Alégrense los cielos y la tierra.
  • Evangelio: Juan 1, 1-18
    "La Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros"
    En el principio ya existía Aquél que es la Palabra, y Aquél que es la Palabra estaba con Dios y era Dios. Ya en el principio él estaba con Dios. Todas las cosas vinieron a la existencia por él y sin él nada empezó de cuanto existe. El era la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en las tinieblas y las tinieblas no la recibieron. Hubo un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan. Este vino como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él. El no era la luz, sino testigo de la luz.
    Aquél que es la Palabra era la luz verdadera, que ilumina a todo hombre que viene a este mundo. En el mundo estaba; el mundo había sido hecho por él y, sin embargo, el mundo no lo conoció.
    Vino a los suyos y los suyos no lo recibieron; pero a todos los que lo recibieron les concedió llegar a ser hijos de Dios, a los que creen en su nombre, los cuales no nacieron de la sangre, ni del deseo de la carne, ni por voluntad del hombre, sino que nacieron de Dios.
    Y Aquél que es la Palabra se hizo hombre y habitó entre nosotros. Hemos visto su gloria, gloria que le corresponde como a Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.
    Juan el Bautista dio testimonio de él, clamando:
    «A éste me refería
    cuando dije: “El que viene después de mí, tiene precedencia sobre mí, porque ya existía antes
    que yo”».
    De su plenitud hemos recibido todos gracia sobre gracia. Porque la ley fue dada por medio de Moisés, mientras que la gracia y la verdad vinieron por Jesucristo. A Dios nadie lo ha visto jamás. El Hijo unigénito, que está en el seno del Padre, es quien lo ha revelado.

jueves, 30 de diciembre de 2010

Palabra de Dios del Jueves 30 de Diciembre del 2010

Liturgia de las Horas: Propio del Salterio
Color: Blanco
Santoral

Lecturas de la liturgia
  • Primera Lectura: I Juan 2, 12-17
    "El que hace la voluntad de Dios tiene vida eterna"
    Les escribo a ustedes, hijos, porque les han sido perdonados sus pecados por el poder de su nombre.
    Les escribo a ustedes, padres, porque han conocido al que es desde el principio.
    Les escribo a ustedes, jóvenes, porque han vencido al maligno. Les escribo a ustedes, hijos, porque han conocido al Padre.
    Les escribo a ustedes, padres, porque han conocido al que es desde el principio.
    Les escribo a ustedes, jóvenes, porque son fuertes y la palabra de Dios permanece en ustedes y han vencido al maligno.
    No amen al mundo ni lo que hay en él. Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no habita en él. Porque todo lo que hay en el mundo –los apetitos desordenados, la codicia de los ojos y el afán de la riqueza humana– no viene del Padre, sino del mundo. El mundo y todos sus atractivos pasan. Pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.
  • Salmo Responsorial: 25
    "Alégrese el cielo y goce la tierra."
    Pueblos todos de la tierra, reconozcan la gloria y el poder del Señor; reconozcan que su nombre es glorioso.
    R. Alégrese el cielo y goce la tierra.

    Entren en su templo trayéndole ofrendas: adoren al Señor en su templo, tiemble en su presencia la tierra entera.
    R. Alégrese el cielo y goce la tierra.

    Digan a las naciones: «El Señor es Rey, él aseguró el mundo para que permanezca firme; él gobierna a los pueblos con rectitud».
    R. Alégrese el cielo y goce la tierra.
  • Evangelio: Lucas 2, 36-40
    "Ana hablaba del niño a los que aguardaban la liberación de Israel"
    En aquel tiempo había también una profetisa, Ana, hija de Fanuel, de la tribu de Aser, que era ya muy anciana. Había estado casada siete años, siendo aún muy joven, y después había permanecido viuda hasta los ochenta y cuatro años. No se apartaba del templo, dando culto al Señor día y noche con ayunos y oraciones. Se presentó en aquel momento y se puso a dar gloria a Dios y a hablar del niño a todos los que esperaban la liberación de Israel.
    Cuando cumplieron todas las cosas prescritas por la ley del Señor, regresaron a Galilea, a su ciudad de Nazaret.
    El niño crecía y se fortalecía llenándose de sabiduría, y contaba con la gracia de Dios.

miércoles, 29 de diciembre de 2010

Palabra de Dios del Miércoles 29 de Diciembre del 2010

Liturgia de las Horas: Propio del Salterio
Color: Blanco
Santoral

Lecturas de la liturgia
  • Primera Lectura: I Juan 2, 3-11
    "Quien ama a su hermano permanece en la luz"
    Hermanos queridos: Sabemos que conocemos a Dios, si cumplimos sus mandamientos. El que dice: «Yo lo conozco», pero no cumple sus mandamientos, es un mentiroso y la verdad no está en él. En cambio, el amor de Dios llega verdaderamente a su plenitud en aquel que cumple su palabra. Esta es la prueba de que estamos en él, pues el que dice que permanece en él, tiene que vivir como vivió él.
    Hermanos míos, el mandamiento acerca del que les escribo no es nuevo, sino un mandamiento antiguo, que tenían desde el principio. Este mandamiento antiguo es la palabra que oyeron. Sin embargo, el mandamiento acerca del que les escribo –que se realiza en él y en ustedes– es nuevo, en el sentido de que la oscuridad pasa y ya brilla la luz verdadera.
    Quien dice que habita en la luz y odia a su hermano, todavía habita en la oscuridad. Quien ama a su hermano, permanece en la luz y nada lo hará tropezar. Sin embargo, el que odia a su hermano habita en la oscuridad, camina en la oscuridad y no sabe adónde va, porque la oscuridad cegó sus ojos.
  • Salmo Responsorial: 95
    "Alégrese el cielo y goce la tierra."
    Canten al Señor un canto nuevo, que toda la tierra cante al Señor; canten al Señor, bendigan su nombre.
    R. Alégrese el cielo y goce la tierra.

    Celebren día tras día su victoria, propaguen su grandeza entre las naciones, sus maravillas entre todos los pueblos.
    R. Alégrese el cielo y goce la tierra.

    El Señor hizo los cielos; majestad y esplendor están en su presencia, poder y belleza en su templo.
    R. Alégrese el cielo y goce la tierra.

  • Evangelio: Lucas 2, 22-35
    "Cristo es la luz que alumbra a las naciones"
    Cuando se cumplieron los días de la purificación prescrita por la ley de Moisés, llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo al Señor, como prescribe la ley del Señor: Todo primogénito varón será consagrado al Señor. Ofrecieron también en sacrificio, como dice la ley del Señor: un par de tórtolas o dos pichones.
    Había en Jerusalén un hombre llamado Simeón, hombre justo y piadoso, que esperaba el consuelo de Israel. El Espíritu Santo estaba en él y le había revelado que no moriría antes de ver al Mesías enviado por el Señor. Vino, pues, al templo movido por el Espíritu y, cuando sus padres entraban con el niño Jesús para cumplir lo que mandaba la ley, Simeón lo tomó en sus brazos y bendijo a Dios diciendo:
    «Ahora, Señor, según tu promesa, puedes dejar que tu siervo muera en paz. Mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos, como luz para iluminar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel».
    Su padre y su madre estaban admirados de las cosas que se decían de él. Simeón los bendijo y dijo a María, su madre:
    «Mira, este niño hará que muchos caigan o se levanten en Israel. Será signo de contradicción, y a ti misma una espada te atravesará el corazón; así quedarán al descubierto las intenciones de muchos».

martes, 28 de diciembre de 2010

Palabra de Dios del Martes 28 de Diciembre del 2010

Liturgia de las Horas: Propio del Salterio
Color: Rojo
Santoral

Lecturas de la liturgia
  • Primera Lectura: I Juan 1, 5-10; 2, 1-2
    "La sangre de Cristo nos purifica de todo pecado"
    Queridos hermanos: Este es el mensaje que le hemos oído a Jesucristo y les anunciamos: Dios es luz y no hay en él oscuridad alguna. Si decimos que estamos en comunión con él, y andamos en oscuridad, mentimos y no practicamos la verdad. Pero si caminamos en la luz como él, que está en la luz, estamos en comunión unos con otros, y la sangre de su Hijo Jesús nos purifica de todo pecado.
    Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no habita en nosotros. Si reconocemos nuestros pecados, Dios, que es justo y fiel, perdonará nuestros pecados y nos purificará de toda maldad.
    Si decimos que no hemos pecado, hacemos pasar a Dios por mentiroso, y su palabra no habita en nosotros.
    Hijos míos, les escribo estas cosas para que no pequen. Pero si alguno peca, tenemos ante el Padre un abogado, Jesucristo, el Justo. El se ha entregado como víctima por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino por los del mundo entero.
  • Salmo Responsorial: 123
    "Hemos salvado la vida, como un pájaro de la trampa del cazador."
    Si el Señor no hubiera estado a nuestro favor cuando nos atacaron los hombres, nos habrían devorado vivos en el volcán de su ira.
    R. Hemos salvado la vida, como un pájaro de la trampa del cazador.

    Nos habrían tragado las aguas, un torrente habría pasado sobre nosotros; habrían pasado sobre nosotros las aguas turbulentas.
    R. Hemos salvado la vida, como un pájaro de la trampa del cazador.

    La red se rompió y pudimos escapar. Nuestro auxilio es el Señor, que hizo el cielo y la tierra.
    R. Hemos salvado la vida, como un pájaro de la trampa del cazador.
  • Evangelio: Mateo 2, 13-18
    "Herodes mandó matar a todos los niños en Belén"
    Después que los Magos se fueron, el ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo:
    «Levántate, toma al niño y a su madre, huye a Egipto y quédate allí hasta que yo te avise; porque Herodes va a buscar al niño para matarlo».
    José se levantó de noche, tomó al niño y a su madre, y partió hacia Egipto, donde permaneció hasta la muerte de Herodes. Así se cumplió lo que había anunciado el Señor por el profeta: De Egipto llamé a mi hijo.
    Entonces Herodes, viéndose burlado por los Magos, se enfureció tanto que mandó matar a todos los niños de Belén y de todos sus alrededores que tuvieran menos de dos años, conforme a la información que había recibido de los Magos. Así se cumplió lo anunciado por el profeta Jeremías:
    Se ha escuchado en Ramá un clamor, un gran llanto y lamento: es Raquel que llora por sus hijos, y no quiere consolarse, porque ya no existen.

lunes, 27 de diciembre de 2010

Palabra de Dios del Lunes 27 de Diciembre de 2010

Liturgia de las Horas: Propio del Salterio
Color: Blanco
Santoral

Lecturas de la liturgia
  • Primera Lectura: I Juan 1,1-4
    "Les anunciamos lo que hemos visto y oído"
    Queridos hermanos: Lo que existía desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que contemplamos y tocaron nuestras manos acerca de la Palabra de la vida, –pues la vida se manifestó y nosotros la hemos visto y damos testimonio, y les anunciamos la vida eterna que estaba junto al Padre y se nos manifestó–; lo que hemos visto y oído, eso les anunciamos para que también ustedes estén en comunión con nosotros. Nosotros estamos en comunión con el Padre y con su Hijo, Jesucristo. Les escribimos estas cosas para que nuestra alegría sea completa.
  • Salmo Responsorial: 96
    "Alégrense, justos, con el Señor"
    El Señor es rey: ¡que se alegre la tierra y salten de gozo los innumerables pueblos lejanos! Está rodeado de nubes y bruma, la justicia y el derecho son la base de su trono.
    R. Alégrense, justos, con el Señor. 
    Las montañas se derriten como cera en presencia del Señor, en presencia del dueño de toda la tierra. Los cielos pregonan su fuerza salvadora y todos los pueblos ven su grandeza.
    R. Alégrense, justos, con el Señor. 
    Una luz amanece para el justo, la alegría para los hombres honrados. Alégrense, justos, con el Señor; alaben su santo nombre.
    R. Alégrense, justos, con el Señor.
  • Evangelio: Juan 20, 2-8
    "El otro discípulo corrió más aprisa que Pedro y llegó primero al sepulcro"
    El primer día después del sábado, María Magdalena regresó corriendo donde estaba Simón Pedro y el otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo:
    «Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto».
    Pedro y el otro discípulo fueron rápidamente al sepulcro. Salieron corriendo los dos juntos, pero el otro discípulo se adelantó a Pedro y llegó antes que él. Al asomarse al interior comprobó que las vendas estaban allí; pero no entró. Siguiéndole los pasos llegó Simón Pedro que entró en el sepulcro, y observó que las vendas de lino estaban allí. Estaba también el lienzo que habían colocado sobre la cabeza de Jesús, pero no estaba con las vendas, sino doblado y colocado aparte. Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro. Vio y creyó.

domingo, 26 de diciembre de 2010

Palabra de Dios del Domingo 26 de Diciembre del 2010

Liturgia de las Horas: Propio del Salterio
Color: Blanco
Santoral

Lecturas de la liturgia
  • Primera Lectura: Eclesiástico 3, 3-7. 14-17
    "El que teme al Señor, honra a sus padres"
    El Señor honra al padre en los hijos y respalda la autoridad de la madre sobre la prole. El que honra a su padre queda limpio de pecado; y acumula tesoros, el que respeta a su madre.
    Quien honra a su padre, encontrará alegría en sus hijos y su oración será escuchada; el que enaltece a su padre, tendrá larga vida y el que obedece al Señor, es consuelo de su madre.
    Hijo, cuida de tu padre en la vejez y en su vida no le causes tristeza; aunque chochee, ten paciencia con él y no lo menosprecies por estar tú en pleno vigor. El bien hecho al padre no quedará en el olvido y se tomará a cuenta de tus pecados.
  • Salmo Responsorial: 127
    "Dichoso el que teme al Señor."
    Dichoso el que teme al Señor y sigue sus caminos: comerá del fruto de su trabajo, será dichoso, le irá bien.
    R. Dichoso el que teme al Señor.

    Su mujer, como vid fecunda en medio de su casa; sus hijos, como renuevos de olivo alrededor de su mesa.
    R. Dichoso el que teme al Señor.

    Esta es la bendición del hombre que teme al Señor: «Que el Señor te bendiga desde Sión, que veas la prosperidad de Jerusalén todos los días de tu vida».
    R. Dichoso el que teme al Señor.
  • Segunda Lectura: Colosenses 3. 12-21
    "La vida de familia, de acuerdo con el Señor"
    Hermanos: Puesto que Dios los ha elegido a ustedes, los ha consagrado a él y les ha dado su amor, sean compasivos, magnánimos, humildes, afables y pacientes. Sopórtense mutuamente y perdónense cuando tengan quejas contra otro, como el Señor los ha perdonado a ustedes. Y sobre todo estas virtudes, tengan amor, que es el vínculo de la perfecta unión.
    Que en sus corazones reine la paz de Cristo, esa paz a la que han sido llamados, como miembros de un solo cuerpo. Finalmente, sean agradecidos.
    Que la palabra de Cristo habite en ustedes con toda su riqueza. Enséñenze y aconséjense unos a otros lo mejor que sepan. Con el corazón lleno de gratitud, alaben a Dios con salmos, himnos y cánticos espirituales; y todo lo que digan y todo lo que hagan, háganlo en el nombre del Señor Jesús, dándole gracias a Dios padre, por medio de Cristo.
    Mujeres, respeten la autoridad de sus maridos, cono lo quiere el Señor. Maridos, amen a sus esposas y no sean rudos con ellas. Hijos, obedezcan en todo a sus padres, porque eso es agradable al Señor. Padres, no exijan demasiado a sus hijos, para que no se depriman.
  • Evangelio: Mateo 2,13-15.19-23
    "Toma al niño y a su madre y huye a Egipto."
    Después de que los magos partieron de Belén, el ángel del Señor se le apareció en sueños a José y le dijo:
    «Levántate, toma al niño y a su madre, y huye a Egipto. Quédate allá hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo».
    José se levantó y esa misma noche tomó al niño y a su madre y partió para Egipto, donde permaneció hasta la muerte de Herodes. Así se cumplió lo que dijo el Señor por medio del profeta: “De Egipto llamó a mi hijo”.
    Después de muerto Herodes, el ángel del Señor se le apareció en sueños a José y le dijo:
    «Levántate, toma al niño y a su madre y regresa a la tierra de Israel, porque ya murieron los que intentaban quitarle la vida al niño».
    Se levantó José, tomó al niño y a su madre y regresó a tierra de Israel. Pero, habiendo oído decir que Arquelao reinaba en Judea en lugar de su padre Herodes, tuvo miedo de ir allá, y advertido en sueños se retiró a Galilea y se fue a vivir en una población Ilamada Nazaret. Así se cumplió lo que habían dicho los profetas: “Se le llamará nazareno”.

sábado, 25 de diciembre de 2010

Palabra de Dios del Sábado 25 de Diciembre del 2010

Liturgia de las Horas: Propio del Salterio
Color: Blanco
Santoral

Lecturas de la liturgia
  • Primera Lectura: Isaías 52, 7-10
    "La tierra entera verá la salvación que viene de nuestro Dios"
    ¡Qué hermoso es ver correr sobre los montes al mensajero que anuncia la paz, al mensajero que trae la buena nueva, que pregona la salvación, que dice a Sión: «Tu Dios es rey»
    Escucha: Tus centinelas alzan la voz y todos a una gritan alborozados, porque ven con sus propios ojos al Señor que retorna a Sión.
    Porrumpan en gritos de alegría, ruinas de Jerusalén, porque el Señor rescata a su pueblo,
    consuela a Jerusalén. Descubre el Señor su santo brazo a la vista de todas las naciones. Verá la tierra entera la salvación que viene de nuestro Dios. 
  • Salmo Responsorial: 97
    "Toda la tierra ha visto al Salvador."
    Cantemos al Señor un canto nuevo, pues ha hecho maravillas. Su diestra y su santo brazo le han dado la victoria.
    R. Toda la tierra ha visto al Salvador.

    El Señor hadado a conocer su victoria y ha revelado a las naciones su justicia. Una vez más ha demostrado Dios su amor y su lealtad hacia Israel.
    R. Toda la tierra ha visto al Salvador.

    La tierra entera ha contemplado la victoria de nuestro Dios. Que todos los pueblos y naciones aclamen con júbilo al Señor.
    R. Toda la tierra ha visto al Salvador.
  • Segunda Lectura: Hebreos 1, 1-6
    "Dios nos ha hablado por medio de tu Hijo"
    En distintas ocasiones y de muchas maneras habló Dios en el pasado a nuestros padres, por boca de los profetas. Ahora, en estos tiempos, nos ha hablado por medio de su Hijo, a quien constituyó heredero de todas las cosas y por medio del cual se hizo el universo.
    El Hijo es el resplandor de la gloria de Dios, la imagen fiel de su ser y el sostén de todas las cosas con su palabra poderosa. El mismo, después de efectuar la purificación de los pecados, se sentó a la diestra de la majestad de Dios, en las alturas, tanto más encumbrado sobre los ángeles, cuanto más excelso es el nombre que, como herencia, le corresponde.
    Porque, ¿a cuál de los ángeles le dijo Dios: “Tú eres mi Hijo; yo te he engendrado hoy?” ¿O de qué ángel dijo Dios: “Yo seré para él un Padre y él será para mí un Hijo?” Además, en otro pasaje, cuando introduce en el mundo a su primogénito, dice: “Adórenlo todos los ángeles de Dios”.
  • Evangelio: Juan 1, 1-18
    "La Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros"
    En el principio ya existía Aquél que es la Palabra, y Aquél que es la Palabra estaba con Dios y era Dios. Todas las cosas vinieron a la existencia por él y sin él nada empezó de cuanto existe. El era la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en las tinieblas y las tinieblas no la recibieron.
    Hubo un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan. Este vino como testigo, para dar
    testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él. El no era la luz, sino testigo de la luz.
    Aquél que es la Palabra era la luz verdadera, que ilumina a todo hombre que viene a este mundo. En él mundo estaba; el mundo había sido hecho por el y, sin embargo, el mundo no lo conoció.
    Vino a los suyos y los suyos no lo recibieron; pero a todos los que lo recibieron les concedió poder llegar a ser hijos de Dios, a los que creen en su nombre, los cuales no nacieron de la sangre, ni del deseo de la carne, sino que nacieron de Dios.
    Y Aquél que es la Palabra se hizo hombre y habitó entre nosotros. Hemos visto su gloria, gloria que le corresponde como a Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.
    Juan el Bautista dio testimonio de él, clamando:
    «A éste me refería cuando dije: “El que viene después de mí, tiene precedencia sobre mí, porque ya existía antes que yo”».
    De su plenitud hemos recibido todos gracia sobre gracia. Porque la ley fue dada por medio de Moisés, mientras que la gracia y la verdad vinieron por Jesucristo. A Dios nadie lo ha visto jamás. El Hijo Unigénito, que está en el seno del Padre, es quien lo ha revelado.

viernes, 24 de diciembre de 2010

Palabra de Dios del Viernes 24 de Diciembre del 2010

Liturgia de las Horas: 4ta. Semana del Salterio
Color: Blanco
Santoral

Lecturas de la liturgia
  • Primera Lectura: Isaías 9, 1-3.5-6
    "Un hijo nos ha nacido"
    El pueblo que caminaba en tinieblas ha visto una gran luz; a los que vivían en tierra de sombras una luz les ha brillado. Has multiplicado su júbilo, has aumentado su alegría; se alegran en tu presencia con la alegría de la cosecha, como se regocijan los que se reparten un botín.
    Porque, como hiciste el día de Madián, quebrantaste el yugo que pesaba sobre ellos, la vara que castigaba sus espaldas, el látigo del opresor que los hería. Porque un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado: sobre sus hombros descansa el poder, y su nombre es: «Consejero prudente, Dios poderoso, Padre eterno, Príncipe de la paz».
    Acrecentará su soberanía y la paz no tendrá límites; establecerá y afianzará el trono y el reino de David sobre la justicia y el derecho, desde ahora y para siempre.
    El amor ardiente del Señor todopoderoso lo realizará.
  • Salmo Responsorial: 95
    "Hoy nos ha nacido el Salvador."
    Canten al Señor un canto nuevo, que toda la tierra cante al Señor. Canten al Señor, bendigan su nombre.
    R. Hoy nos ha nacido el Salvador.

    Celebren día tras día su victoria. Propaguen su grandeza entre las naciones, sus maravillas entre todos los pueblos.
    R. Hoy nos ha nacido el Salvador.

    Que se alegren los cielos y se regocije la tierra, que resuene el mar y cuanto lo llena; que exulten los campos con todos sus frutos, que aclamen los árboles del bosque.
    R. Hoy nos ha nacido el Salvador.

    Ante el Señor que viene a gobernar la tierra: gobernará con justicia al mundo, a las naciones con fidelidad.
    R. Hoy nos ha nacido el Salvador.
  • Segunda Lectura: Tito 2, 11-14
    "La gracia de Dios se ha manifestado a todos los hombres"
    Querido hermano: La gracia de Dios se ha manifestado para salvar a todos los hombres, enseñándonos a renunciar a la irreligiosidad y a los deseos mundanos, y a llevar ya desde ahora una vida sobria, en espera de la gloriosa venida del gran Dios y Salvador, Cristo Jesús, nuestra esperanza.
    El se entregó por nosotros para redimirnos de todo pecado y purificarnos, a fin de convertirnos en pueblo suyo, fervorosamente entregado a practicar el bien.
  • Evangelio: Lucas 2, 1-14
    "Hoy nos ha nacido el Salvador"
    Por aquellos días el emperador Augusto promulgó un decreto ordenando que hiciera el censo de los habitantes del imperio. Este censo fue el primero que se hizo durante el mandato de Quirino, gobernador de Siria. Todos iban a inscribirse a su ciudad de origen.
    También José, por ser de la descendencia y familia de David, subió desde Galilea, desde la ciudad de Nazareth, a Judea, a la ciudad de David que se llama Belén, para inscribirse con María, su esposa, que estaba encinta. Mientras estaban en Belén le llegó a María el tiempo del parto, y dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo acostó en un pesebre, porque no había sitio para ellos en la posada.
    Había en aquellos campos unos pastores que pasaban la noche en pleno campo cuidando sus rebaños por turnos. Un ángel del Señor se les presentó, y la gloria del Señor los envolvió con su luz. Entonces sintieron mucho miedo, pero el ángel les dijo:
    «No teman, pues les anuncio una gran alegría, que lo será para ustedes y para todo el pueblo: les ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es el Mesías, el Señor. Esto les servirá de señal: encontrarán un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre».
    Y de repente se reunieron con el ángel muchos otros ángeles del cielo, que alababan a Dios diciendo:
    «¡Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres que gozan de su amor!».